En privada también se puede

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Los trabajadores del colegio privado Aula 21 desarrollamos un proceso de lucha y organización que dejó como saldo un cuerpo de delegados y la conquista de un bono de fin de año.

En la segunda mitad del año los docentes de todo el país de escuelas hemos comenzado un reclamo por nuestro salario. El elemento novedoso respecto a años anteriores fue que los trabajadores de muchas escuelas privadas nos hemos plegado a los paros convocados por los gremios docentes. Existe el prejuicio de que los docentes de la educación de gestión privada tenemos menor disposición a hacer los paros o a organizarnos, pero lo cierto es que nuestras condiciones son más precarias y no contamos con la estabilidad que garantiza el estatuto docente que rige la actividad en la gestión estatal.

Los despidos son moneda corriente y las patronales ejercen sistemáticamente presiones para que los trabajadores de privada no nos organicemos. Se apela al compromiso docente con el proyecto, a las dificultades económicas, a que el capital simbólico de una privada es no parar, al posible cierre de la escuela derivado de una disminución de la matrícula y todos los argumentos que suele utilizar cualquier empresario de una pyme cuando no al abierto amedrentamiento.

Como es de público conocimiento, los salarios de todos los docentes, de escuelas públicas de gestión estatal o privadas, son fijados en las paritarias nacionales mediadas y articuladas por el Estado nacional. En el contexto económico nacional de ajuste, de aumento de tarifas y el proceso inflacionario ha sido afectado significativamente nuestro poder adquisitivo por sobre los márgenes planteados a comienzos de 2016 cuando se discutió la paritaria docente. El último IPC Congreso presentó una inflación acumulada de enero a julio de 2016 del 30,2%, que en alimentos y bebidas se eleva al 38%. Asimismo, se plantea una proyección de inflación interanual por encima del 45%. La paritaria acordada a comienzos de 2016 según el gobierno estableció un aumento del 38%, muy por debajo de la inflación proyectada. Sin embargo, si se toma el salario del cargo testigo, maestro jornada simple o 20 hs cátedra en media, el aumento real ha sido de un 32.92%, que además anualizado baja a un promedio de 27%.

Como consecuencia de esta situación, muchos docentes nos vimos obligados a salir a buscar nuevos cargos en otros establecimientos para alcanzar los ingresos necesarios, lo cual va en detrimento tanto de la calidad educativa como de nuestra calidad de vida (el stress laboral de estar frente a cientos de alumnos por día, el deterioro de nuestra salud y, en particular, de nuestras cuerdas vocales, la pérdida de horas para planificar, formarnos, corregir, la pérdida, incluso, de horas de sueño, etc.). Las condiciones de precariedad y falta de estabilidad que sufrimos los docentes de privada redundan en un agravamiento de esta situación. Las patronales imponen condiciones de sobreexplotación a los trabajadores aumentando las tareas y exigencias sin la remuneración adecuada o directamente sin pago alguno (muestras y exposiciones, reuniones fuera del horario, proyectos extra curriculares, horas pagadas en peores condiciones, etc.)

Frente al ataque general que padecemos los trabajadores, los docentes de Aula 21 entendimos que era imperioso sumarnos al proceso de lucha por la reapertura de paritarias. Convencidos de la importancia de que el conjunto de los trabajadores de la educación confluya en una misma lucha, nos enfrentamos a la necesidad de realizar los paros en el contexto de inestabilidad laboral que padecemos los docentes de las escuelas de gestión privada. Comenzamos un proceso de organización colectiva y unitario con un horizonte claro: debíamos apostar a la reapertura de las paritarias, obtener una conquista económica y sobre todo alcanzar un saldo organizativo al interior de la escuela. Las discusiones en la sala de profesores condujeron a reuniones por fuera de la escuela entre todos los docentes dispuestos a participar. Se elaboraron las reivindicaciones, siempre apostando al debate democrático y a la unidad. Desde un principio dos puntos han concentrado nuestra atención: la lucha por el salario y la estabilidad laboral.

Ya en las primeras semanas de discusión con la patronal, sacamos la conclusión de que era necesario un cuerpo de delegados que cuente con el amparo de un sindicato para disponer de las herramientas gremiales y legales que la organización de los trabajadores amerita. Conociendo la lucha de carácter antiburocrático que Ademys lleva adelante en las escuelas de gestión estatal, y la experiencia nefasta que varios habíamos tenido con la burocracia de SADOP, nos afiliamos 20 compañeros que se sumaron a los ya asociados previamente. A partir de ese momento empezamos una disputa para desarrollar la elección de delegados con una lista de unidad que surgió de la propia asamblea docente. La patronal intentó, con ardiles legales y aprietes, rechazar la afiliación y la elección, desconociendo al sindicato y a la democrática, y constitucional, decisión de los trabajadores de elegir sus herramientas de organización y representación de manera independiente. A pesar de todo esto los trabajadores elegimos a nuestros delegados con una participación en la elección arriba del 70% de los docentes.

A pesar del desconocimiento que pretende la patronal, luego de dos paros, de la elección y sobre todo de un proceso fuerte y unitario de organización, los trabajadores de Aula 21 conquistamos $70000 pesos a repartir entre el conjunto de los trabajadores, según la carga horaria, en un bono de fin de año aún antes de que cualquier trabajador privado o estatal hubiera alcanzado un acuerdo. No desconocemos que no constituye una solución de fondo y que nuestro triunfo depende de la confluencia en la lucha con el resto de los trabajadores de la educación en particular y del país en general. Sin embargo, la conquista nos marca el camino y los métodos: organización democrática, unitaria e independiente para defender los intereses de los trabajadores. En privada también se puede. Es fundamental desplegar el debate con todos los compañeros, marcar la necesidad de la organización, de la constitución de cuerpos de delegados independientes de la patronal, de agremiarse, de conquistar los sindicatos, de la confluencia con todos los sectores comprometidos a la real defensa de los intereses de los trabajadores. Para afrontar la tarea de organización de todos los trabajadores de la educación los docentes de escuela privada debemos asumir nuestra parte y llamar a la organización conjunta de todos los trabajadores del sector, a la conformación de cuerpos de delegados que asuman la lucha por el salario y la estabilidad en los puestos de trabajo.
Delegados de Ademys en Aula XXI