Desoyendo a las comunidades educativas el gobierno avanza en el cambio de escuelas primarias de Jornada Simple a Jornada Completa

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En consonancia con lo resuelto por el Ministerio de Educación nacional, se avanza en la extensión de la jornada escolar con presupuesto cero

En los últimos días llegó a varias escuelas de Jornada Simple de diferentes distritos la información de que serían convertidas en escuelas de Jornada Completa.
Ya en el mes de abril, el Ministro de Educación nacional, Jaime Perczyk, anunció la extensión en una hora reloj de la jornada escolar para las escuelas primarias de jornada simple de todo el país, instaurando como mínimo cinco horas de clase por día.
Desde Ademys venimos planteando, ante esta política del gobierno que ya se ha implementado otros años, los múltiples problemas que acarrea esta decisión que puede perjudicar tanto a familias como estudiantes y docentes.
En primer lugar, sostenemos que el gobierno debería construir nuevas escuelas de Jornada Completa en lugar de cambiar las de Jornada Simple. Es responsabilidad del Estado seguir ofreciendo a las familias que así lo prefieren o cuyos hijxs lo necesiten, una escuela de Jornada Simple. No puede imponerse como única alternativa las escuelas de Jornada Completa. Más, teniendo en cuenta el “apuro” y la improvisación del gobierno que está intentando ejecutar la extensión de la jornada en algunas escuelas, sin ningún sustento pedagógico y sin la planificación necesaria.
Como hemos denunciado junto a las familias de lxs miles de niñxs y jóvenes sin vacantes, lo que se requiere es la construcción de nuevas escuelas, lo que implica como es obvio, la inversión en infraestructura para nuevos edificios.
Por otro lado, como señalamos desde la Secretaría de Asuntos Pedagógicos, los gobiernos cuentan con escasa evidencia respecto de que la extensión de la jornada escolar suponga una mejora en el rendimiento académico de lxs estudiantes.

La cuestión presupuestaria
El Ministro de Educación nacional anunció en abril la inversión extra de unos 18.000 millones de pesos con fondos de Nación, parte de los cuales irían a la Ciudad de Buenos Aires.
Pero resulta que tal como lo intentaría implementar el gobierno de Rodríguez Larreta y la Ministra Soledad Acuña, para el gobierno es más barato unificar la matrícula del turno mañana con el turno tarde en el mismo espacio.
Esto es así, ya que un cargo de maestrx de JC es más barato que dos cargos de JS. Pero además el gobierno pretende eliminar de las escuelas varios recursos como los cargos de la segunda secretaría en escuelas de JS con secciones numerosas; los cargos de programas socioeducativos y de maestras de apoyo de modalidad Especial que funcionan en el turno tarde; y los de Jornada Extendida.
Un aspecto importante a considerar es que las Escuelas Integrales Interdisciplinarias se quedarían con menos opciones de escuelas de JS para integrar a estudiantes en la modalidad común.
Por otra parte, muchos edificios escolares están en tan malas condiciones o son tan pequeños que difícilmente pueden albergar una baja cantidad de alumnxs por turno, y el pase a JC implicaría más que duplicar la matrícula sin las condiciones espaciales requeridas, como ser la cantidad y amplitud de las aulas, espacios de usos específicos para Música, Plástica, Tecnología y otras actividades curriculares, o los espacios de uso común como comedor, patios y baños que hoy ya son insuficientes.
Finalmente, la transformación de escuelas de JS a JC implicará la pérdida de puestos de trabajo docentes por la reducción de cantidad de secciones por grado. Sólo quienes sean docentes titulares pasarán a disponibilidad si pierden su cargo, y aún en esos casos sólo implicará el cobro del salario durante un año. Dado que habría una reducción general de cargos de JS, no es seguro que todxs lxs titulares afectados puedan tomar un cargo equivalente en otra escuela del distrito. Esto impacta no sólo en lxs maestrxs de grado sino también en los curriculares. Lxs docentes suplentes e interinxs quedarían cesantes.

Ajuste y demagogia
Los gobiernos, tanto nacional como porteño, instalan mediáticamente su supuesta preocupación por la educación y, en particular, por el aumento de horas de clase.
Pero detrás de esta política lo que hay es un ajuste presupuestario en el marco de la profundización de la crisis económica, política y social.
Alertamos que las supuestas consultas que están ocurriendo hacia las familias carecen de la mínima información necesaria para que las éstas puedan formarse una opinión precisa y fundamentada de su decisión respecto de la extensión de la jornada escolar para sus hijxs.
Serán las comunidades educativas, la docencia y las familias de las escuelas, las que deban tomar la palabra en base a sus necesidades y experiencias particulares.
Para esto es fundamental impulsar asambleas y reuniones de docentes y familias como método de debate colectivo en un asunto tan sensible como este.